Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2002:18), con la culminación de la segunda guerra mundial “se inicia una nueva etapa de integración global, […], cuyo punto de quiebre se produjo a comienzos de la década de 1970, [a raíz de la primera crisis petrolera y] como consecuencia de la desintegración del régimen de regulación macroeconómica establecido en 1944 en Bretton Woods”. Posteriormente, en el último cuarto del siglo XX, se presentó un escenario de generalización del libre comercio, de aumento de empresas multinacionales, de expansión y movilidad de los capitales financieros, y una clara tendencia a la homogeneización de los modelos de desarrollo, especialmente en países en vía de desarrollo como los de América Latina, lo cual implicaba establecer una serie de estrategias, que tenían como objetivo central, impulsar el crecimiento económico, para luego repercutir en mejores niveles de desarrollo social para el conjunto de los países.